jueves, 21 de marzo de 2019

RIGOBERTO RATXIC: EL CASO HIDDLESTON (8VA PARTE)



- Esta es la octava parte. Abajo dejo el link a la primera parte a quien le interese.
http://the-haven-of-fiction.tumblr.com/post/159364503153
Los resultados del laboratorio no iban a llegar hasta dentro de un par de días, un análisis de toxicología  completo podría tardar hasta 11 semanas, así que no me quedaba más que esperar.

William había estado en continua comunicación con su madre durante su estadía en la comisaría. Habló por teléfono al menos en tres ocasiones. Todo siempre ante la atenta mirada del comisario quién no estaba dispuesto a permitir que la más mínima información de su espectacular caso se filtrara al dominio público. Lo que no podría jamás  imaginar su madre era el extraño trance en que lo vería. Era una situación muy triste.

Ya casi a puertas de mi hotel un pensamiento me asaltó: No debí dejar a William con sus padres, debí habérmelo llevado al hospital más cercano y  asegurarme de que le hicieran los análisis lo más pronto posible. Tan pronto como el pensamiento se formó en mi cabeza intenté desterrrarlo de mi mente. Por supuesto que sus padres se asegurarían de que William estuviese bien; y eso significaba averiguar que pasaba con él; por supuesto que tendrían que hacerle un análisis toxicológico completo...¿Y si de alguna manera Williamcito se recuperaba? ¿Y si consideraban, entonces, que no era necesaria tanta cosa? No, claro eso difícilmente ocurriría. William aún debe estar tieso como una tabla, balbuceando incoherencias y tendrían que hacerle las pruebas. No había de que preocuparse ¿o no?¡o no?

No pude dormir as  poco menos de 4 horas que me quedaban y de pronto me encontré con los primeros rayos de sol de la mañana londinense. Las dudas no dejaban de atormentarme.

Nunca supe en que momento me puse de pie y me dirigí al paradero. Solo sé que ya en el taxi, me repetía a mi mismo que mi celo era innecesario, que todo iba a estar bien, que era yo un total y absoluto exagerado. Pero iba, que si no iba y me cercioraba, jamás volvería a dormir en toda  mi vida. Exagerado, si, un poco exagerado. , estamos de acuerdo en eso.

A media cuadra para llegar a casa de William pegué un grito, algo así como el graznido de un ave palmípeda siendo estrangulada, para obligar al chofer a frenar en seco. Mis hábiles ojos de reportero gráfico habían "detectado la presencia del enemigo" Un auto lujoso de color blanco, un jaguar estaba estacionado frente a fachada de la casa del pecoso. Si , bueno luego de  pasar algo de tiempo con William, ya saben, prácticamente cargándolo hasta un taxi, observé que el pelirrojo exhibía pecas.

Casi olvidé pagarle al taxista por culpa de la prisa y el sigilo que puse en mi salida. El taxista interpretó mis movimientos como un feo intento mio de escaparme si pagar, lo que me hizo merecedor a un par de insultos en referencia a mi santa madre. Le pagué rápidamente gesticulando, dedito sobre la boca de por medio, para que no alerte al visitante en frente de la casa de William , pero el escándalo logró que varias cabezas voltearan en toda la cuadra incluyendo a quién o quienes estuvieran frente a la casa del pelirrojo. Mis años de experiencia en acosar eehh contemplar respetuosamente a las celebridades a fin de reportar sus actividades al público me hicieron reaccionar rápidamente. Antes de que los de la casa del pecoso pelirrojo yo ya me había lanzado, panza por delante, al piso donde los arbustos de los jardines de las casas aledañas me proporcionaban un conveniente y muy necesitado escondite. El despistado taxista seguramente dirá que en realidad me caí por torpe, pero que sabe ese animal de las finezas de mi oficio...bueno tal vez resbalé un poquito, pero todo lo tenía planeado y bajo mi control ajem.

Esperé a que mi taxi se alejara para moverme. Con un "Adiós, imbécil" gritado con emoción y sentimiento desde su asiento de conductor, el taxista, nuestro amigo, el buen taxista, finalmente me bendijo con su ausencia. Tardé un poco en recuperarme de mi  romántico y repentino encuentro con el suelo. Un evento que sin duda dejó huellas imborrables para el resto de mi vida. Una vez que pude incorporarme  y siempre bajo la protección de los arbustos pude confirmar mis temores. A puertas de la casa y ya despidiéndose afectuosamente de las madre de William se hallaba Hiddleston, en elegante camisa blanca y pantalones de vestir color acero azulado con rayas verticales que hacían que sus hermosos ojos verdiazules resaltaran más , reafirmando su aspecto angelical ¡Si superan lo que yo sabía! y lo que aún me tocaría por saber! Había otro sujeto a su lado en ropa muy casual que no reconocí y William que ahora se veía sonriente y energizado, tal como lo conocí en la comisaría. Al lado suyo observante y casi mudo, estaba quien luego supe era su padre.

"La orden de restricción corre hasta mañana al medio día." las palabras de Hiddleston en la madrugada empezaron a sonar insistentes en mi cabeza. Permanecí oculto entre los arbustos observando la interacción entre las cinco personas. Una larga despedida en la que Hiddleston no dejaba de hablar y sonreír mientras de vez en cuando ponía sus manos de forma amistosa o protectora sobre los hombros del pelirrojo, William sonreía de oreja a oreja y respondía animadamente con exclamaciones de alegría y sorpresa, su madre tenía todo el tiempo una sonrisa dibujada en su rostro, un aire de tranquilidad y dicha la rodeaban, se diría que estaba... ¿agradecida? Por otro lado el sujeto que acompañaba a Hiddleston no paraba de revisar su celular- El que me resultaba curioso era el padre de William, era todo ojos pero se mantenía distante, algo desconfiado tal vez. No había caído bajo el hechizo del farsante de Hiddleston, eso era evidente, con él tendría que hablar.
En algún momento de  la prolongada despedida Hiddleston miró en mi dirección como si hubiese descubierto mi escondite y sonrió sardónicamente. Me sobresalté alarmado, seguro en aquél momento de que Hiddleston me pondría en evidencia y se iría a quejar de que no estaba cumpliendo con mi castigo. —¡Maldito, Hiddleston! — farfullé. Pero pronto, Hiddleston volvió a poner toda su atención en sus interlocutores sin mayor preocupación, el peligro había pasado. Pocos minutos después se despedían con dramáticos abrazos al estilo de la historia cinemática de Scarlett O´Hara.

Hiddleston y quién asumo era su seguridad finalmente subieron al Jaguar blanco y al  pasar cerca de mi escondite  juraría que Hiddleston sacó la mano por la ventanilla del auto y la agitó en mi dirección. Tal vez era mi imaginación, tal vez.

Esperé unos minutos antes de salir de mi escondite y tocar la puerta del hogar de Willian. Quien salió a recibirme  fue el mismísimo Willianm.—¡Señor Ratxic! saludó radiante asomando su carita pecosa por la mirilla—¡Oiga si venía tan siquiera un poquito antes se hubiera encontrado con Tom! — Horror "Tom" ya andaban en confianza—¡Maldito, Hiddleston! — repetí para mis  adentros—Si, que lástima,William —mentí— para otra vez será el épico reencuentro ajem eh ¿puedo pasar? —– —¡Oh, claro! si,  disculpe señor Ratxic ¡pase! ¡pase! ¡pero que descuidado soy! ¡dónde están mis modales! —William prácticamente me arrastró al interior de su casa, su  vitalidad y fuerza eran un perfecto contraste con lo que  había presenciado en la madrugada, hace pocas horas nada más. Mi esperanzas de que le hubiesen hecho algún análisis se desvanecía a cada segundo mientras admiraba la "milagrosa" recuperación del universitario. Estaba seguro de que el tramposo de Hiddleston tenía mucho que ver en todo esto. Tendría que jugar muy bien mis cartas si quería ponerlo en evidencia, sin duda me estaba enfrentando a un profesional del engaño.


☼ NOTAS:
Hola y muchas gracias por seguirme a pesar de lo demorona que soy. Ojalá les haya gustado este capítulo. No digo pronto por que parece que eso me sala los planes XD pero ya estoy haciendo el siguiente.

Si recién lees la historia, aquí el primer capítulo:

https://sacerdotisalokiana.blogspot.com/2017/01/rigoberto-ratxic-el-caso-hiddleston.html